Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Oxford, Reino Unido, confirma que el consumo de fruta conlleva una disminución muy significativa de la mortalidad cardiovascular, muy especialmente por un infarto de miocardio o un ictus.
El estudio, publicado en la revista The New England Journal of Medicine, muestra que el consumo diario de 100 gramos de fruta, fundamentalmente manzanas y naranjas, se asocia con una reducción de hasta 33% del riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular tanto en mujeres como en varones de China, país en el que el consumo de fruta por la población general es muy inferior al que se registra en las naciones occidentales.
Para llevar a cabo el estudio, los autores realizaron un seguimiento durante un período de 7 años del estado de salud de cerca de medio millón de adultos de 10 áreas urbanas y rurales de China que no padecían ninguna enfermedad cardiovascular ni recibían tratamiento antihipertensivo.
Los resultados constataron el efecto protector del consumo de fruta sobre la salud cardiovascular. Un beneficio, además, que resultó independiente del género de los participantes o de su lugar de residencia.
Los investigadores acotaron que la fruta consumida en China es mayoritariamente fresca y no procesada, como ocurre en muchos países desarrollados, lo que es una ventaja.
Es difícil determinar si el menor riesgo observado en la población que consume mayores cantidades de fruta fresca se debe realmente a un efecto protector. Pero de ser así, el incremento del consumo de fruta fresca podría prevenir cada año cerca de medio millón de muertes en China.